Los centros de datos florecen en la España seca. Desde 2022 se han lanzado al menos unos 30 nuevos proyectos. Entre sus promotores están todas las principales empresas especializadas en construir y subarrendar este tipo de infraestructura a otras compañías. También la realeza imperial de la nube: Microsoft, Google y Amazon, que la semana pasada anunció que multiplica por seis su inversión de 2022 millones en Aragón para construir cuatro centros de datos más de los tres que ya tenía proyectados.
Un centro de datos es un espacio que alberga los servidores clave para cualquier servicio digital, así como todos los sistemas de almacenamiento, de comunicación y de refrigeración que necesitan como apoyo. Las economías de escala y la progresiva digitalización de la vida han llevado a que los centros de datos sean cada vez más grandes, lo que ha hecho que algunos ya los denominen macrogranjas de servidores.
En los últimos tres años España se ha convertido en un enclave estratégico para las infraestructuras digitales. Ya antes de la llegada de ChatGPT el sector se preparaba una nueva ola de vertebración digital apoyada en territorios alternativos, entre los que destacaba la Península Ibérica por su idoneidad para ser un cruce de autopistas digitales entre Europa, África y América Latina. Pero la revolución de la inteligencia artificial desencadenada a finales de 2022 ha acelerado el proceso.